Sylvia Plath

Nacida en Boston (EEUU) el 27 de octubre de 1.932. Falleció en Londres el 11 de febrero de 1.963. Tenía  30 años.

Otto y Aurelia se conocen en la Universidad de Boston, donde él da clases de alemán a una Aurelia que deseaba conseguir una licenciatura superior.

Él era un hombre preocupado por su carrera y estudios, formado en letras clásicas, pero que había descubierto la biología, y lo que fue su pasión, la entomología, tras leer a Darwin. Ella una estudiante aplicada que deseaba ser escritora, formada en la Universidad de Boston en Administración.

Se casan en enero de 1.932, tras algo más de un año de relación. Entre el matrimonio hay 21 años de diferencia, Otto tenía 47 años cuando se casan y Aurelia 26. Ese mismo año, el 28 de octubre nace Sylvia.

No fue un matrimonio feliz. Aurelia renunció a su carrera y sus sueños y facilitó el desarrollo profesional de Otto. Pero este, de carácter austero y obsesivo, enfermó tras el nacimiento del segundo hijo, Warren. Pensaba que tenía cáncer, aunque tiempo después se le diagnosticó de diabetes y se negó a ser tratado.

Otto fallece de complicaciones de esa diabetes sin tratar. Previamente la familia se muda con los abuelos maternos a Wintrop, localidad costera. El contacto tanto con sus abuelos como con el mar será fundamental  para la niña.

 

Sylvia tenía 8 años cuando muere Otto, y Aurelia apenas 34. La madre comete el error de no transmitir a los niños la gravedad del padre. Y, pensando en no añadir más dolor a sus hijos, comete otro error aún mayor: no expresa emoción alguna por la muerte del esposo, no llora en su funeral ni aparenta sufrimiento. Nada volverá a ser igual entre ellas, la falta del padre crea una herida profunda que afecta a su relación de manera permanente. 

Sylvia se sentirá toda su vida abandonada y culpable por la muerte del padre.

 

"El día de tu muerte me sumí en la tierra, en el oscuro refugio donde las abejas, a rayas oro y negras, aguantan el temporal como piedras hieráticas y el terreno es firme." ELECTRA EN LA SENDA DE LAS AZALEAS.

"Tenía yo diez años cuando te enterraron. A los veinte traté de volver, volver, volver a ti. Supuse que con los huesos bastaría. Pero me sacaron de la tumba y me recompusieron con pegamento. Y entonces supe lo que hay que hacer. " DADDY.

La chica a la que le pasaban cosas (1.940-1.950)

Sylvia fue una niña alegre, creativa y entusiasta. El contacto con sus abuelos maternos constituyó un lugar reparador donde crecer y construir. Pintaba, tocaba el piano, También era muy trabajadora y perfeccionista. Pronto empezó a escribir un diario, lo que mantendría toda su vida, y cartas, multitud de cartas a su madre inicialmente, y a amigos, luego a su psiquiatra.

 

Escribe y publica su primer poema a los 9 años. Estudia incansablemente, obtiene becas de estudio y tiene una intensa vida social. Pronto se convierte en una joven alta y extrovertida, que adora ser popular y gustar a todo el mundo. Le apasiona el color rojo, tumbarse en la playa al sol e ir a fiestas. Está llena de vida y de planes.

 

A través de sus cartas y diarios podemos conocer también el deseo de la joven Sylvia por encontrar el amor, ese hombre idealizado e igual intelectualmente. Pronto descubre que el papel de la mujer en los años 50 era como madre y mujer de, como acompañante y facilitadora. Esto le enfada e irrita, no desea ese papel, ni escoger entre ser la mujer pura, la mujer lasciva y provocadora, la escritora de éxito. En muchas de esas cartas se adivinan también esos periodos de inmensa alegría y vitalidad, la Sylvia arrolladora, que se entremezclan con otros momentos de oscuridad y tristeza, de falta de aliento.

"Seré una de las pocas poetisas en el mundo completamente feliz de ser mujer, no una de esas amargadas y frustradas, retorcidas imitadoras de hombres, que en su mayoría acaban destrozadas."

En la adolescencia surgen en ella dudas y temores: se debate en la duda de ser «una buena chica» o ser sexualmente activa, se mantiene virgen deseando que llegue el amor de su vida, pero también desea la libertad sexual que poseían los hombres y que les otorgaba libertad para disfrutar.

"Pero las mujeres también desean. ¿Por qué tienen que quedar relegadas a la posición de quien controla las emociones, vida de los hijos, alimenta al espíritu como el cuerpo y el amor propio los hombres? Haber nacido mujer es mi tragedia."

"Nacer mujer es mi horrible tragedia"(1.950-1.956)

En 1.950 ingresa en el Smith College. En 1.952 recibe una beca para trabajar en Nueva York para la revista femenina Mademoiselle. La experiencia es extraordinariamente decepcionante para ella, deseaba ejercer como escritora y se encuentra con un marco femenino que no le permite salir del rol de mujer. 

No sólo no siente que avance en su carrera como escritora, sino que tiene una negativa relación con su novio de aquellos años, e incluso un intento de violación. Siente que no encaja, que no encuentra el camino para desarrollar y mostrar cuanto lleva dentro. Quiere competir, avanzar, destacar. Se ha preparado intensamente y desea vivir experiencias, viajar, sentir… No desea ser parte de ese mundo en el que se le ha reservado un lugar secundario.

 

 

A su vuelta, agotada y sumida en una depresión,  en el verano de 1.953, intenta suicidarse. Previamente, su madre había intentado ayudarla llevándola al psiquiatra, que la sometió a terapia con electroshock, muy de moda en aquella época. Otra experiencia devastadora para Sylvia.

"No sé por qué podría estar terriblemente melancólica, pero tengo ese sentimiento miserable de que nadie me ama," escribe en sus diarios.

Tras una larga estancia en un hospital psiquiátrico se gradúa cum laude en la Universidad de Boston y consigue una beca Fullbright que la llevará a Cambridge. 

Inglaterra deslumbró a Sylvia, pero también volvieron los momentos oscuros y la incertidumbre, la angustia vital que la perseguía. Está resfriada, cansada, no consigue escribir…

 

"Es como si mi vida estuviese mágicamente manejada por dos corrientes eléctricas: alegre, positiva y desesperantemente negativa; lo que esté corriendo en ese momento domina mi vida, la inunda", escribirá en la Campana de Cristal.

Un Adán alto, desmañado, con voz de trueno

Sylvia conoce a Ted Hughes el 26 de febrero de 1.956, en una fiesta. La atracción entre ambos fue inmediata, con un primer contacto sexual y violento, que probablemente anticipaba la dinámica en la que se iba a desarrollar la relación.

Ted encarna esa figura  masculina y poderosa que Sylvia lleva años buscando y describiendo en sus diarios y cartas. Poderosa y peligrosa también. Se atraían física e intelectualmente. 

El 16 de junio de ese mismo año se casan en secreto, el Bloomsday, una fecha muy literaria para un matrimonio de escritores. Sin embargo, Sylvia oculta este hecho en la Universidad, por temor a perder su beca por estar casada.

Es una época de de creación, de publicar, enviar textos para ambos. En este sentido, Sylvia asume muy pronto el papel de «secretaria» de Ted. Revisa sus textos, los mecanografía, los envía a editoriales o los presenta a premios. Su espíritu comercial va a ser clave en el lanzamiento de la carrera de él, y en el estancamiento de la suya.

No es el único rol que asumirá, también ejerce de perfecta ama de casa y disfruta cocinando, conservaba un recetario de su abuela. Muchos días debe decidir si va a comprar y llenar la nevera, o  si se dedica a escribir sus poemas.

 

Su estancia en América entre 1.957 y 1.959 supondrá el definitivo despegue en la carrera de Ted. Durante una temporada ambos dan clases en la Universidad y escriben, pero Ted pronto deja el trabajo para centrarse en su carrera. El magnetismo que desprende y el aura del éxito enciende pronto las alarmas de Sylvia Plath, que sospecha infidelidades de Ted.

Sylvia va dejando de verse la igual a Ted, empieza a sentirse menos segura y a verse como lo que el resto de la sociedad ve en ella: «la esposa del poeta». 

 

"Si sólo uno de los dos puede triunfar, prefiero que sea Ted: por eso pude casarme con él, porque sabía que es mejor poeta que yo y que nunca tendría que moderar mi talento."

La perfección es terrible, ella no puede tener niños

La ansiada llegada de Frieda, llena de felicidad a Sylvia, pero también supone un nuevo rol que absorberá su tiempo y sus energías. 

"Me miré el vientre y vi a Frieda Rebecca, blanca como harina, con la crema que cubre a los recién nacidos, con graciosos garbancitos de pelo aplastados en la cabeza, y enormes ojos azul oscuro… mamó unos minutos como una pequeña experta, consiguió sacar unas gotas de calostro y luego se durmió… Nunca me había sentido tan feliz."

El exigente rol de la maternidad pasa factura a sus energías, el bebé ocupa casi todo su tiempo, pero necesita escribir. 

Se mudan a Devon, a una casita en el campo donde poder estar más tranquilos, dedicados a la escritura y a la crianza de su hija. Pero nada sale bien. Sylvia no se encuentra cómoda en el campo, el  medio en el que Ted ha crecido y donde tiene a su familia. Además, se encuentra irremediablemente sola mientras él viaja a menudo a Londres. La esperanza de una vida idílica se va diluyendo entre discusiones y peleas.

 

Publica su primer libro de poemas «El coloso y otros poemas», que aunque recibe buenas críticas, queda a la sombra de la obra de su marido. Sylvia vuelve a quedar embarazada y sufre un doloroso aborto (de esta experiencia surgirá el imponente poema «3 mujeres»). La soledad en aquella casona tan grande y fría deteriora su estado de ánimo. Nace Nicholas, su segundo hijo, y la depresión se instala en la vida de Sylvia.

 

Alquilan la casa de Londres a una pareja amiga, Assia y David Wevill, lo que precipita el final del matrimonio. Las sospechas de infidelidad  provocan grandes discusiones entre la pareja. En un último intento de reconciliación viajan a Irlanda, pero Ted deja antes de tiempo a Sylvia allí para volverse a Londres. En octubre de 1.962 se separan definitivamente.

 

 

"He intentado ser ciega en el amor, como las otras mujeres, ciega en la cama, con mi amante ciego, sin buscar, en la densa oscuridad, un rostro ajeno."

Comienza un periodo febril de creación para Sylvia. Tras la separación, enfadada y furiosa, escribe incansablemente. No puede dormir y se levanta de madrugada para escribir antes de que los niños se despierten. 

Se muda poco después a Londres, a un pequeño piso destartalado y frío, donde pasan estrecheces económicas en el invierno más frío que se recuerda en Londres. Los niños llevaban meses enfermos y no parecían mejorar. La publicación de La campana de cristal, en enero de 1.963, pasa sin pena ni gloria.  Su sueño de ser una escritora de éxito capaz de mantener a su familia se va alejando. 

Su médico de cabecera intenta que Sylvia descanse en un hospital, pero  no hay camas libres. Se sospecha que las pastillas que le recetó para intentar frenar la depresión ya las había tomado en Estados Unidos, pero con muchos efectos secundarios negativos: quienes la vieron aquellos días la recuerdan desorientada y confusa.

El 13 de febrero de 1.963, se suicida de madrugada, abriendo el gas de la cocina de aquella inhóspita casa. Previamente dejó leche y galletas a los  niños, sabiendo que la enfermera de su médico los encontraría por la mañana.

"Desde las cenizas me levanto, con mi cabello rojo y devoro hombres como al aire." LADY LAZARUS

BIBLIOGRAFÍA
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